24.4.07

Domingo en ascuas

Hoy el sol se ha quedado dormido. El domingo le ha afectado tanto como a mi vecino el resacoso.
Así que se ha quedado un día triste, sin llegar a soporífero. Abril no es un mes para la melancolía. Y la gente, claro, andaba medio despistada. Unas chancletas desentonan con las nubes grises, por muy de marca que sean.
Claro que mi coche lo ha agradecido. El aparcamiento en la playa estaba semivacío. Entre las carreras de coches y la semana pascuera que comienza, los restaurantes y garitos de la Malvarrosa se han quedado en ascuas.
¡Qué distinta es la Semana Santa comparada con la de mi infancia¡
Recuerdo el domingo de Ramos en mi niñez (en diumenge de Rams, qui no estrena no té mans, decía el dicho popular), con la palma afilada, las luchas palmeras con mis amigos en las barcazas volcadas en la arena de la playa, mientras nuestras madres daban cuenta a sorbos del primer vaso de horchata.
Hoy apenas se ven palmas, aunque sí muchos más catxirulos; eso sí, todos carrefourizados y de serie, no como los de antaño, de plástico o vela de barco y cordel de la tienda de la señora Emilia.
La atmósfera dirige nuestras almas. Hoy debería ser un día alegre, de plena primavera, de calcetines cortos y sonrisas blancas, y sin embargo, los grises otoñales del cielo revuelven las estampas melancólicas en nuestro interior.

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